Drones: Las Armas a Control Remoto

A MQ-9 Reaper unmanned aerial vehicle prepares to land after a mission in support of Operation Enduring Freedom in Afghanistan. The Reaper has the ability to carry both precision-guided bombs and air-to-ground missiles. (U.S. Air Force photo/Staff Sgt. Brian Ferguson)

A MQ-9 Reaper unmanned aerial vehicle prepares to land after a mission in support of Operation Enduring Freedom in Afghanistan. The Reaper has the ability to carry both precision-guided bombs and air-to-ground missiles. (U.S. Air Force photo/Staff Sgt. Brian Ferguson)

Limpios, baratos y seguros, los drones se ya son el arma favorita de Estados Unidos contra Al Qaeda y el IS. La muerte de civiles  no se han evitados en estos ataques según organizaciones mundiales.

Es un programa cuya magnitud es difícil de imaginar. empezó hace más de diez, centrado en tres lugares: uno en el desierto, a unos 70 kilómetros de Las Vegas; el otro, a orillas del Océano Atlántico, a 350 kilómetros de Washington; el tercero, a 140 kilómetros de Frankfurt, en Alemania, muy cerca de la frontera de ese país con Francia. Hoy, abarca al menos 60 lugares en todo el mundo, que comienzan en el desierto de Djibuti hasta el aeropuerto comercial de las Seychelles, y se ha convertido en el programa de asesinatos secretos más grande desde el punto de vista geográfico llevado a cabo por una democracia, al menos, en lo que se refiere al alcance geográfico.

Se trata del sistema de ataques selectivo llevado a cabo con nave no  tripuladas de Estados Unidos. Los drones,  son los soldados que han diezmado las filas de Al Qaeda, del Estado Islámico y de otras organizaciones terroristas. Si el objetivo de estos grupos es, aterrorizar, los drones les están pagando con la misma moneda. En las cartas encontradas en la vivienda en la que el terrorista Osama bin Laden fue ultimado por EEUU se encontraron cartas en las que recomendaba a sus compañeros de armas salir a las calles solo en días nublados«. A fin de cuentas, uno de sus hijos, el también líder de Al Qaeda Sa’ad bin Laden, había muerto en 2009 en un ataque con un dron de EEUU en Pakistán.

Pero Bin Laden no comprendía las verdaderas amenazas. Mientras él escribía esa carta, un dron Sentinel indetectable al radar RQ-170 aunque los soldados de EEUU le llaman ‘La Bestia de Kandahar’,   sobrevolaba su chalé en Abbotabad y tomaba fotos de aquel hombre alto que salía a caminar por el patio de la casa en la que vivía aislado del mundo.

‘El paseante’, como le llamaban los servicios de inteligencia de EEUU, estuvo también a casi muere a manos de un dron que en realidad es poco más que un rifle volante que permite disparar con la precisión de un francotirador, según narra el periodista de la revista ‘The Atlantic’ Mark Bowden en su libro ‘The Finish: The killing of Osama bin Laden’. Porque EEUU tiene aviones sin piloto del tamaño de insectos capaces de llevar cámaras o, quizás, de estrellarse contra objetivos y explotar. Claro que la BBC ha empleado una libélula-cámara para grabar la migración de los ñúes en el Serengeti.

Drones USA

En la semana actual, los drones de nuevo demuestran la efectividad y queda en evidencia con el anuncio del Pentágono de que uno solo de esos aparatos posiblemente un ‘Rapier’ o un ‘Predator’ Eliminó a 150 militantes del grupo terrorista somalí Al Shabab en un bombardeo. Pero, aunque ha recibido menos publicidad, los drones han demostrado la complejidad legal y ética de su uso con el consentimiento por parte del Gobierno de Barack Obama de que el Departamento de Defensa ha utilizado drones  en el espacio aéreo estadounidense en al menos 20 ocasiones desde 2006 para operaciones de espionaje. aunque en el  2013 el FBI declaró quesu uso es de forma limitada.

Pero no es solo la eficacia operativa. Los drones son muy útiles políticamente. Dan la impresión de una guerra ‘limpia’, sin bajas civiles. No exponen la vida de ningún soldado, son baratos y cuesta entre el 5% y el 20% del precio de un cazabombardero F-35, la última joya del Pentágono, que empezó a entrar en servicio el año pasado.

Los drones se han convertido así no solo en el arma más preciada de EEUU para combatir a los terroristas, sino también en uno de sus mejores sistemas de espionaje. Desde sus grandes contenedores en la base aérea de Creech, en Las Vegas, o en la de Langley, cerca de Washington, los operadores de la Fuerza Aérea y de la CIA les dan a los integristas una nueva interpretación del concepto del «temor a Dios». A través de un sistema de comunicaciones centralizado en Ramstein, en Alemania, esos operadores desatan ataques en todo el mundo. El éxito de los aviones tripulados de forma remota es tal que EEUU ha abierto más instalaciones para pilotarlos por todas partes, desde Guam, en el Pacífico sur, hasta Kandahar, en Afganistán. Aunque los principales centros siguen siendo Las Vegas y Langley. Solo Langley ha recibido un presupuesto de más de 3,000 millones de dolare para ampliar sus capacidades de drones. Y los Pilotos de esos peculiares aviones se quejan de estrés y de exceso de trabajo.

Paradójicamente, cuando la empresa General Atomics produjo el ‘Predator’, a mediados de los noventa, y la CIA decidió poco después armarlo con misiles antitanque ‘Hellfire’ -que había sido producidos para ser montados en helicópteros-, en la Fuerza Aérea de EEUU los generales reaccionaron con horror. Un avión a control remoto nunca podría ser igual un piloto humano, dijeron. Los drones armados pasaron a ser competencia de la CIA, que tiene menos respeto por la tradición castrense, hasta que llegó la Guerra de Afganistán, y en la primera noche de bombardeos, un dron de la agencia de espionaje tuvo en su mirilla al líder absoluto de los talibán, el mulá Omar. El operador de la nave no disparó porque no obtuvo autorización de sus mandos.

Desde entonces, los aviones sin piloto se han impuesto a los generales, hasta el punto de que en EEUU son muchos los que afirman que el F-35, será, probablemente, el último avión de esas características que necesite llevar siempre un piloto y un navegante a bordo.

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